La entrevista es a una bailarina y coordinadora de una danza folclórica de origen boliviano llamada “Caporales”. La razón por la que elegí este tema es que en el lugar en el que vivo, Pinamar, hay una comunidad de inmigrantes bolivianos muy consolidada, y con el fin de conservar y compartir sus tradiciones se forman grupos de danzas tradicionales bolivianas.

En esta ocasión entrevisté a Carina, quien forma parte de una fraternidad de caporales llamada “Jachas”. 

La entrevista se lleva a cabo por la mañana en el comedor de su casa mientras compartimos mates y bizcochitos.

Empezamos la entrevista hablando de Cariana. Ella es madre de tres niños y trabaja como policía desde hace 10 años. Nació en la Ciudad de Buenos Aires, pero vivió toda su vida en Pinamar.

Jachas fue fundada en el año 2013 y Carina es una de las fundadoras. En esa época se formó un grupo entre conocidos y amigos de alrededor de 7 personas y en la actualidad creció a alrededor de 30 integrantes. Si bien en un principio la agrupación estaba formada principalmente por bolivianos e hijos de bolivianos, en los años recientes se sumaron otras nacionalidades como argentinos y paraguayos.

Carina, entró en contacto con la danza por medio de los eventos y presentaciones que hacían otros grupos en ciudades vecinas, y aprendió de ellos. También tomó como ejemplos para aprender la danza de otros grupos que veía por redes sociales. Uno de los motivos por los que empezó a dedicarse a bailar fue para recuperar el contacto con la cultura y las tradiciones bolivianas, no sólo a través del baile, sino que también al conectar y compartir con otras personas de la comunidad. 

“Jachas” significa “grandes” en quechua, fue un nombre elegido con el propósito de justamente hacer del caporales algo grande. El grupo está formado de dos bloques, por un lado los “machos” y por el otro las “chilas” que bailan al ritmo de la misma música. Participan hombres y mujeres de todas las edades, y hasta niños. Se los pueden ver en su presentaciones anuales en eventos como La Pachamama y las celebraciones de la Virgen de Urkupiña. 

La búsqueda por definir la identidad del grupo que lo haría destacar de otros está en la música, la vestimenta y el estilo de baile. En los últimos años se vió el crecimiento en el alcance y la llegada de la cultura boliviana a través del baile dentro de la comunidad pinamarense y otras ciudades aledañas; dice que siempre hay gente dentro y fuera de la comunidad boliviana que siente curiosidad por la cultura boliviana. 

Como coordinadora de caporales se dedica a la  organización del grupo. Coordina las presentaciones, los ensayos y las formaciones de los integrantes. Esta tarea la compagina con su trabajo como policía y como madre. Más allá del trabajo y esfuerzo que implica el ser coordinadora, para Carina es una forma de distraerse, de salir de la cotidianidad y de dirigir su energía en algo que le divierte, y que además puede conocer y compartir con otras personas. 

Caporales para Carina es una fuente para empaparse de las costumbres, tradiciones, las comidas, la vestimenta, la pachamama y los significados que son parte de la cultura boliviana, y que en la actualidad se disipan un poco dentro de la misma comunidad boliviana, sobre todo en los descendientes de bolivianos. Remarca la importancia de interiorizarse en la cultura e historia boliviana y hacer de ello una buena representación. 

“Es una manera más de compartir, pasarla lindo y hacer algo que disfrutamos todos, que es bailar y hacerlo en conjunto”.