El Juzgado en lo Correccional Nº 1 de Dolores, a cargo del juez Emiliano Lazzari, condenó recientemente a R.F.G. a la pena de un año de prisión en suspenso, por dos hechos delictivos: una estafa contra el corralón donde trabajaba en Pinamar y la retención indebida de un auto que le había sido prestado.
Según consignó el Diario Compromiso, el primer hecho se remonta a entre septiembre de 2014 y agosto de 2015, cuando el acusado –empleado de ventas en la firma ITAR S.A.– emitía facturas y remitos falsificados para vender materiales de la empresa. Usando documentación apócrifa y aprovechando su rol, engañó a los encargados de entrega y cobró directamente a los clientes, generando un perjuicio económico a la empresa.
Tras la denuncia del gerente de la firma, la investigación derivó en un allanamiento en el domicilio del acusado, donde se hallaron computadoras, un sello trucho, impresoras y múltiples hojas con facturas y presupuestos falsos. El material peritado por la Policía Judicial confirmó la maniobra.
El fallo también recordó que el acusado ya contaba con antecedentes por uso de documento falso en una causa federal y tenía en su poder habilitaciones médicas y municipales apócrifas, lo que refuerza, según el juez, su conocimiento en maniobras de falsificación.
El segundo hecho ocurrió en marzo de 2022, cuando el mismo hombre se negó a devolver un auto Honda Fit que un amigo le había prestado mientras se mudaba a San Isidro. Al regresar, el dueño del vehículo encontró su casa y sus mascotas abandonadas, y tras pedirle la devolución del auto, recibió amenazas e incluso fue agredido físicamente. El vehículo fue recuperado tras un allanamiento.
La sentencia consideró acreditados ambos delitos –estafa y retención indebida– y acordó con las partes una pena de un año de prisión en suspenso. El acusado no irá a la cárcel, pero deberá cumplir ciertas condiciones y quedar bajo observación judicial.