Por Claudio Barrueco

Cristian Salazar anda a las apuradas. Sin embargo, el 10 que juega con galera y bastón no pone reparos para atender a EL MENSAJERO. Y enseguida tira la primicia: “Me voy de El León, ¿viste?”.

Al diablo, entonces, con el partido ante Círculo Deportivo. Es que el objetivo de la charla, planteada justamente hacia la derrota sufrida en Otamendi, cambia de manera intempestiva.

“¿Querés saber? Bueno, me voy a un equipo de Islas Guadalupe. Se llama USC Bananier y está en Primera División. En los próximos días me sumaré al plantel y veré cómo es todo allá, porque la realidad es que no conozco nada”, cuenta el jugador nacido en Madariaga. Y sigue…

-¿Cómo se dio la posibilidad?
-Fue todo muy rápido. Empezó por un contacto que hicieron Sebastián Dávila, “Panchito” Hirigoyen y algunos conocidos de éste último. Me vieron jugar y gusté. Y ahí estamos… La persona que me lleva se llama Sergio Thione.

-¿El domingo jugaste tu último partido en El León?
-Viajo el sábado 29, así que me queda uno más.

-¿Y cuáles son tus sensaciones?
-Estoy un poco triste, porque me voy de un club que quiero mucho. Pero necesito esta posibilidad para crecer en lo personal. Además, en cuanto a lo futbolístico, me encuentra bien, con mucho entrenamiento. Y gran parte de eso se debe al momento especial que atraviesa El León.

Salazar anda a las apuradas por los trámites del viaje. También un poco triste, como dijo y deja entrever, pero ya concentrado de lleno en el exótico fútbol guadalupense. A los 26 años, el 10 con antepasado en Boca y Lanús (Inferiores), Defensa y Justicia (pretemporada con Primera), Cerro Porteño de Presidente Franco (Primera de Paraguay) y San Vicente de Pinamar volverá a ser un talento de exportación.

-¿Habrá mensaje de despedida?
-Ya hablé con todos los chicos del plantel. Me entendieron y me dieron su apoyo. Y les estoy totalmente agradecido, porque también gracias a ellos tengo la posibilidad de vivir esta experiencia. De igual manera le agradezco a Iván Mircovich, el responsable del fútbol en El León. Y lo mismo cuenta para Danilo Carnero, un tipo que me ayudó un montón en el último tiempo. Insisto, estoy un poco triste. Pero bueno, hay que darle para adelante.