Pablo Vásquez (50), es hijo de Lía Ruau y Jorge Vásquez. Vive junto a su pareja Nadia (Raicevic, también de estos "pagos"), y sus dos hijos Manuel y Camilo, en Vicente López, provincia de Buenos Aires. Allí se recuperaron luego de haber contraído Coronavirus.

Pablo, director de cine y televisión, revela a EL MENSAJERO en estas páginas su importante trayectoria como gestor de trascendentes éxitos en la pantalla chica, algunos de ellos junto al reconocido cineasta Juan José Campanella.

El madariaguense, como hijo de desaparecido (Jorge fue una de las víctimas de la dictadura militar en nuestro país) también nos cuenta detalles acerca del reciente veredicto de la justicia en relación a la desaparición forzosa pergeñada en esta ciudad, en el nefasto proceso militar.

- ¿Dónde iniciaste tus estudios? ¿Qué recuerdos tenés de aquella época?
En Madariaga hice la primaria en la escuela Normal. En ese momento, mi abuela Lía era la regente. Ella llegó a tener un nieto en cada grado: yo estaba en séptimo, mi primo Sebastián (Elorriaga) en sexto, mi hermano Santiago en quinto, mi hermana Amalia en cuarto y mis primos Luciano (Elorriaga), Lorena y Micaela (Ruau) en tercero, segundo y primero.

Al secundario fui al colegio industrial, donde estudié Maestro Mayor de Obras. Allí me dieron clases mi mamá y mi tío, y conocí a los amigos que aún tengo y veo cada vez que vuelvo al pueblo.

Al egresar, algunos nos fuimos a la Universidad de La Plata. Yo elegí estudiar en la Facultad de Bellas Artes. Si bien terminé de cursar todas las materias, para obtener el título debía presentar una tesis final. Pero a fines de los noventa empecé a trabajar, y fui postergando la tesis hasta finalmente dejarla abandonada.
Mientras estudiaba, viví un año en la casa que el Cema tiene en La Plata. La vivienda se compró en el año 1981 para dar una mano a aquellos jóvenes que dejaban Madariaga para ir a estudiar, y no podían pagar un alquiler. En los noventa teníamos dos casas: una en calle 1 y 65 para varones, y otra en 66 entre 5 y 6, donde vivían las mujeres. Tengo los mejores recuerdos de esos momentos y de mis compañeros. Nos empeñábamos en dejar nuestro lugar en mejores condiciones para los que iban a venir a estudiar después. Hace poco volví a pasar por ahí, y vi que quienes están ahora, todavía continúan esa tarea.

- ¿Cómo se te ocurrió ser Director de Cine?
Estudiar Cine fue una opción que al salir del secundario no me parecía seria. No creía posible trabajar del cine. Tomó forma más tarde, después de la "colimba", luego de intentar con la carrera de Diseño, y abandonar. Recién ahí me decidí a estudiar Cine.
Y cuando terminé, en el ´98, con la ayuda del "Ruso" Bereilh (uno de mis profesores en el Industrial), y de Natalia Gassioles, ya que ambos conocían a alguien que trabajaba en la industria: "Chacho" Cordone. Lo fui a ver, empecé a trabajar y, de a poco, un trabajo siguió a otro.

Dirigí mi primer proyecto en el 2005, y en 2008 logré dirigir una telenovela que se llamó “Vidas robadas”, emitida en Telefe, que ayudó a convertir en ley medidas para sancionar la trata de personas.

En 2011, empecé a trabajar con Juan José Campanella y pude hacer “El hombre de tu vida”, donde nos premiaron con el Martin Fierro a la mejor dirección.

Con el tiempo trabajé en algunos proyectos en Perú y en Ecuador. El último trabajo que dirigí fue “Atrapa a un ladrón”, que me permitió ir a grabar en Barcelona.

Hace poco cumplí 50 años, y todavía no logré hacer una película. El cine y el título universitario siguen siendo una cuenta pendiente.

- ¿Cómo transitaste la pandemia?
Vivimos Vicente López, provincia de Buenos Aires. Acá el número de contagios diarios es muy alto. En casa respetamos la cuarentena, pero aún así, tuvimos Covid-19. Por suerte, con síntomas leves, sólo dolor de cabeza y de garganta, y cansancio general. Nos dieron el alta la semana pasada. Mis hijos no tuvieron síntomas, sólo mi pareja, Nadia, y yo.

El veredicto final de la mega causa por delitos de lesa humanidad
El año pasado, Pablo y su familia declararon ante la justicia por los hechos que involucraban la desaparición de su papá en General Madariaga, en marzo de 1978.

"En cuarentena, el 27 de abril, el Tribunal Oral Federal N°1 de Mar del Plata, dio a conocer el veredicto de la mega causa “Subzona 15”. De las 272 víctimas que forman parte de la causa: 133 aún siguen desaparecidas, de 28 se encontraron sus cuerpos, y 111 fueron liberadas después de su detención ilegal. De las 8 embarazadas, sólo se recuperaron 4 niños.
Escuchamos el veredicto por videollamada. A 40 años de los hechos, escuché a los jueces leer la sentencia: 28 condenas a prisión perpetua. A 40 años de los hechos, la justicia al fin llegó".