Es que Emma Edelbois Pérez dejó su impronta, su sello, en cada una de sus actividades, sus viajes, sus relaciones. Era una mujer de mundo, y junto a su compañero de toda la vida Dante Demaio logró plasmar con sus manos todos aquellos recuerdos, vivencias, alegrías.

Su historia artística comienza en 1966 en Buenos Aires, con actividades en el campo del modelado. alfarería y ceramica, montando un taller de enseñanza.

Dos años después emprende un viaje a Europa y se instala en Madrid. Asiste a la Escuela Nacional de Cerámica donde practica todo lo relacionado con cerámica y esmaltes.

En 1970 Expone en forma periódica en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid y monta un taller en esa ciudad. En 1972 enseña y espone en ciudades como Madrid, Barcelona, Valladolid, Marbella, Sevilla y en el Instituto de Cultura Hispánica.

Un año después viana a Italia, Francia, Suiza, Portugal, Marruecos, donde se documenta y ampolía sus conocmientos enopbras de variados museso de arte cerámico, antiguo y contemporáneo.

En 1974 emprende el regreso a Buenos Aires y reabre su taller para niños, adolescentes y adultos para transmitir sus experiencias.

En 1975 expone en muestras individuales y colectivas en salones de Museo Raggio, Fondo Nacional de las Artes, Galería del Buen Ayre, Casal de Catalunia, etc.

En 1977 asiste a cursos de perfeccionamiento en esmaltes, alfarería, cocciones Raku -hornos de leña- y se relaciona con Ingebor Ringe, Leo Tavela, etc.

En 1988 emprende uno de los viajes más enriquecedores por América. Recorre todo nuestro país, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Perú y Bolivia donde aprende más secretos de las artes del barro y el fuego.

En 1995, un año después de ese gran viaje, se traslada a Pinamar donde vuelca todos sus conocimientos y vitalidad en el Taller de Cerámica de la Casa de la Cultura, enseñando y modelando. A cambio recogió infinidad de amigos y amigas con quienes realizó, dos veces al año, exposiciones de sus obras junto con la de sus alumnos.

La "Profe de Cerámica" como era llamada con cariño, partió el 5 de Junio de 2018.

El Diario La Nación publicó el 6 de Noviembre de 2001 una nota titulada "El bosque que inspiró a una pareja de artistas - Los Demaio se instalaron en Cariló para dibujar y esculpir"

CARILO (De un enviado especial).- Los Demaio tienen una parte esencial de la vida organizada según unas pocas consignas. Dante dibuja y esculpe gran parte del día; Emma, su esposa, trabaja en sus cerámicas y mima a los seis nietos; nunca abandonan Cariló por mucho tiempo, ambos juegan a que no escuchan ladrar a la perra, y exponen y dan clases de arte en Pinamar durante el invierno.

El resto de las tareas se encaran en conjunto, bajo la arboleda que protege la casa que ocupan sobre la calle Chajá, especialmente diseñada para ellos por Gustavo, el hijo mayor de la pareja y arquitecto oficial de la familia.

El matrimonio reside en Cariló desde hace siete años. "En 1991 vine por primera vez con mi mujer, después de vivir varios años en España. No lo conocía. Pero cuando caminé por sus bosques y sus playas me dije, acá me tengo que quedar y acá es posible que muera", recordó Dante durante la charla que el matrimonio mantuvo con LA NACION en el living del chalet.

Allí, las tallas y los cuadros del hombre conviven en armonía con las piezas de cerámica de su mujer y algunos recuerdos de una escapada a Casablanca y Tanger.

"Tardamos cuatro años en hacer realidad aquel deseo, pero aquí estamos, muy felices y haciendo lo que nos gusta", acotó Emma.

De la TV a la pintura

Atrás quedó el Dante Demaio que supo ser creativo publicitario de las más prestigiosas agencias de Buenos Aires durante los años 60 y director de arte de un programa paradigmático de la televisión nacional: "Deporte en acción", que conducía su amigo Nicanor González el Solar.

"Esos trabajos me gustaban, pero la escultura y la pintura me pudieron. Y finalmente me dediqué de lleno a ellas; total, Emma daba clases de cerámica y paraba la olla", explicó el hombre.

"En el ínterin viajamos a España, donde pasamos seis años. Allí estudiamos los dos y yo expuse en Barcelona, Madrid, Sevilla, Oviedo, Valladolid, Mallorca y Marbella", añadió.

"No nos podíamos quejar, me recibí en la Escuela Nacional de Cerámica de Madrid y Dante, además de sus muestras, solía hacer campañas free lance para agencias de publicidad españolas. Pero cuando los chicos, Gustavo y Elizabeth, llegaron a la edad de ingresar en el secundario me quise volver para que estudiaran en la Argentina, cosa que hicimos", subrayó Emma.

Mientras los hijos se convertían en adultos, la pareja se volcaba ya sin retorno al arte y Cariló asomaba en el horizonte.

Aprovecharon el primer proyecto profesional del vástago para desembarcar en el balneario.

De a poco cortaron los lazos con Buenos Aires y vendieron la casona que tenían en Villa del Parque.

Con esos dineros compraron un residencial en Valeria del Mar, establecimiento al que dedican algunas horas cada semana.

"La mudanza al chalet de Chajá, hace cuatro años, fue la frutilla del postre. Aquí desarrollé técnicas nuevas, como la talla en madera silvestre, que recojo de los lotes cercanos, o la orfebrería que aprendí de unos artesanos gitanos del barrio Santa Cruz, en Sevilla", subrayó Dante.

"También tenemos un estudio grande, muy cómodo y con vista al jardín, en el que hay espacio suficiente para mis cosas y las de mi compañera", añadió.

"Es más -destacó-, estoy tan contento que pienso armar una muestra en Buenos Aires para exhibir allí las obras nacidas en Cariló.

"Será la mejor forma de mostrar qué quería decir cuando hace casi doce años, a poco de pisar este lugar, sólo atiné a confesar que éste era el sitio en el que quería vivir", concluyó.