Un golpe de manos fue suficiente para que Luisa saliera a nuestro encuentro. Con la mirada clara y un andar tranquilo nos abrió las puertas de su Merendero.

“Primero los niños” anuncia un cartel de chapa colorido en la entrada. Es el lema de Luisa y todas las personas que realizan una ardua labor por los chicos de muchos barrios de nuestra ciudad. El lugar abre los martes a las 16 hs y  en los próximos días esta idea solidaria cumplirá 17 años.

Inicios

La idea surgió por medio del  sacerdote  Elías Cabrera Domínguez, a quien ella conoció en una misa en Santa Teresita. “La gente le va a ayudar, Dios proveerá”, le aseguró el Padre. Lo charló con sus hijos y le pidió un tiempo.  “Bueno mamá si vos querés nosotros te ayudamos en lo que necesites y así le dije que sí. Eran 7 u 8 chicos los que estaban en ese día” recuerda orgullosa.

Luisa marca su compromiso: “Yo les doy leche, factura, pan, torta, llueva o truene, invierno o verano, los chicos están”. También destaca que está muy agradecida: “ La comunidad de Madariaga me ha ayudado muchísimo, tanto desde la  Municipalidad como la gente del barrio que viene  a fin de mes con una bolsa de galletitas o azúcar”. Los chicos que acuden al comedor tienen entre 4 y  20 años.

Pandemia y necesidades

En la pandemia Luisa también cocinaba y daba viandas a los niños. Ella sostiene que  tienen muchas necesidades: de comida, de abrigo. “Yo siempre le digo a la gente…no solamente los conforma con una copa de leche, hay muchas cosas para hacer…”

La vida de Luisa y su vocación

“Yo aprendí a leer y escribir en la Escuela 20 en clases de adultos del turno noche. Cuando yo era chica no pude ir a la primaria porque no teníamos tiempo. Éramos muchas hermanas y teníamos que trabajar para ayudar a la casa. Comencé mi vida laboral a lo 9 años. Una vida muy dura, nunca nos faltó que comer pero estábamos codo a codo con nuestros padres. Mi mamá era lavandera y mi papá era resero, traía la hacienda. Éramos 20 hermanos, hacíamos changas. Muchos nacimos en el campo, por eso mis hermanos llevan los nombres de las Estancias donde vivimos”, relata Luisa.

En cuanto a  su vocación solidaria nos dice que ella siempre tuvo muchas necesidades:” Necesidades de muchas cosas, nos dieron lo que pudieron. Una forma de devolver y entender. Tengo mucha complicidad con los chicos. La debilidad mía son los chicos, a mi me invitan a un cumpleaños y estoy con ellos. Me gusta tratarlos, me gusta escucharlos. Los chicos del merendero de mas de veinte años a me dicen: “Luisa te puedo pedir una cosa… y ella le responde que si tiene si. ¿Te puedo dar un abrazo?. Como no, uno, dos, tres lo que vos quieras. Son jóvenes  necesitados de cariño y de contención” describe emocionada.

El trabajo, el futuro, su visiòn.

“Mi mayor satisfacción sería que los chicos que vienen al merendero me dijeran Luisa no vengo más, mi papá y mi mamá tienen trabajo. Me gustaría que todos tengan trabajo, como lo tuve yo. Yo crié a mis hijos trabajando. Mi vocación fue siempre estar con los chicos. Ser protectora” afirma Luisa.

“Yo sufro a la par de los chicos, no solo por la falta de comida, sino también por la falta de amor, de contención. Lo principal viene desde la casa, no hay que responsabilizar a nadie de afuera. Nosotros, los padres debemos inculcar valores y poner un límite”, concluye Luisa.

Merendero

Luisa sostiene que cuentan con todo el mobiliario necesario y que  se pudo comprar un freezer. Cada año se realiza el Concurso de Asadores y lo recaudado se destina a para el Merendero. El próximo 14 de Diciembre cumplirán 17 años. Festejaran con un almuerzo. Quienes quieran colaborar con el Merendero “Primero Los Niños” dirigirse a calle 23 y 8.