Un tribunal penal dictó un fallo absolutorio a favor de un hombre de Mar de Ajó acusado de abusar sexualmente de una menor durante varios años, luego de que la supuesta víctima se retractara de su denuncia durante el juicio. Los jueces Antonio Severino, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari consideraron que no se alcanzó el 'estándar de la certeza' necesario para una condena, tras el testimonio de la joven, quien afirmó que había inventado la acusación.

La denuncia original, según informó Diario Compromiso de Dolores, había sido radicada por la madre de la menor, quien en ese entonces tenía entre 11 y 15 años, basándose en lo que su hija le había contado: que la pareja conviviente de la mujer la tocaba en sus partes íntimas por encima de la ropa en reiteradas ocasiones, con violencia y contra su voluntad.

La confesión y el contexto del falso relato

Sin embargo, durante el juicio, tanto la madre como su hija (ya mayor de edad) dieron un vuelco al caso. La mujer declaró que, unos meses después de radicar la denuncia, su hija le confesó que todo era mentira. La joven, por su parte, testificó con 'gran convicción' que la acusación había sido un invento motivado por su incomodidad con la presencia del hombre en la casa, a quien describió como excesivamente exigente en cuestiones escolares y de disciplina.

El juez Severino destacó en su voto que la joven explicó que una 'influencia externa combinada con la exposición mediática de casos de abuso en esa época' la llevó a autoconvencerse de que acusarlo sería una forma de sacarlo de su vida y recuperar la atención de su madre. Confesó que creía que, al presentar la denuncia, él 'simplemente se iría de la casa y se terminaría el cuento', sin prever la complejidad del proceso judicial que desató.

Fundamentos de la absolución

El tribunal consideró que 'la retractación espontánea, explícita y fundada de la acusación y el contexto desarrollado por la joven, generan una duda razonable insuperable que obliga a justificar la falta de pruebas y a no tener por probado el hecho ni la autoría del imputado'.

Los jueces Rabaia y Lazzari adhirieron al fallo. Rabaia sostuvo que el imputado resultaba inocente 'porque el mismo [hecho] no existió', mientras que Lazzari agregó que no se pudo llegar al nivel de certeza exigible para una condena.

Por unanimidad, el tribunal resolvió dictar un veredicto absolutorio a favor del acusado, identificado en el fallo como D.D.A., 'por no haberse probado la materialidad ilícita' de los hechos que motivaron el juicio.