SáBADO 07 DE SEPTIEMBRE DE 2024
 PINAMAR - FÚTBOL ENTREVISTA
Tengo la ambición de seguir buscando desafíos

26/07/2024

Patricio Jorge culminó su etapa en Campagnola Calcio (equipo del ascenso italiano) y espera por una nueva aventura. Mano a mano, el mediocampista pinamarense habla de cómo fue la despedida, su vida en el extranjero y los planes para el futuro. También de San Vicente, el club de sus amores: "Todavía no me acostumbro a que tengamos nuestra propia cancha".




(Por Claudio Barrueco) 'Las despedidas son esos dolores dulces', dice el Indio Solari en una de sus célebres canciones. Lo siente así Patricio Jorge (o simplemente 'Pato', como lo conocen a este futbolista pinamarense de 31 años), que hace unos días le puso punto final a su etapa en Campagnola Calcio (equipo del ascenso italiano), luego de seis años y más de 100 partidos (¡nada menos!). Aquí y ahora, el mediocampista zurdo acepta una charla mano a mano y, con simpatía y frescura, habla desde su experiencia.


¿Cuáles son tus sensaciones?


-No fue fácil irme del club. Imaginate que, con tanto tiempo transcurrido, un lugar se vuelve tuyo o te sentís parte de él. Fueron años en los que, encima, las viví todas. Porque me tocó descender y ascender, y también ser capitán la mitad del tiempo, ya que hace tres años me dieron esa linda responsabilidad. Y pasás a conocer a un montón de personas. A los hinchas de toda la vida, a los dirigentes, a los utileros... Se me hizo difícil el momento de saludar. Me quedé con sensaciones encontradas, como cuando se termina una relación y todavía queda cariño.


¿Por qué tomaste la decisión de irte?


-Lo fui evaluando durante este año. Tengo la ambición de seguir buscando desafíos, por eso la decisión de salir de Campagnola, que se había convertido en mi 'zona de confort'. Lo hablé con los dirigentes y el entrenador, que hizo todo lo posible para hacerme cambiar de idea. Pero creo que era el momento para dar este paso.


¿La idea es seguir viviendo en Italia?


-Por el momento, sí. Tanto yo como mi mujer estamos muy cómodos. En mi caso, además de jugar, trabajo en un gimnasio y entreno a chicos de divisiones formativas. Y Camila tiene sus propias actividades. Entonces, la idea es seguir viviendo allá y tratar de sacarle todo el jugo posible a esta experiencia. Queremos seguir aprendiendo en cada uno de los oficios.


¿Qué te planteás para el futuro?


-Tengo 31 años, y no son pocos, je. Digo esto considerando que en el mundo del fútbol te lo hacen sentir, porque te toca competir contra chicos 10 o 12 años más jóvenes. Y el margen se achica; no podés regalar nada, porque es la única manera que uno tiene de mantenerse y competir. Yo me siento bien mental y físicamente. Y ahora veremos adónde me toca jugar. Sin dudas, lo voy a hacer con las mismas ganas y el mismo hambre que tenía al momento de debutar en Primera, con 19 o 20 años. Espero seguir viviendo del fútbol. Lo disfruto muchísimo.


 


¿Qué sabés de tu querido San Vicente?


-Al Sanvi nunca le perdí el rastro. Siempre estuve pendiente y lo sigo estando, principalmente en los últimos años, con una dirigencia integrada por amigos y gente que ama al club. Estoy en contacto permanente con Mati Ramos, Santi Falbo y todos aquellos que están haciendo crecer a la institución. Ir al predio nuevo me ha parecido hermoso e increíble. Y todavía no me acostumbro a que tengamos nuestra propia cancha. Fue un paso enorme, cuando hace unos años parecía algo utópico. Los chicos están haciendo un trabajo que enorgullece a todos los que somos parte de la familia de San Vicente.


 


¿Algo para agregar?


-Bueno, realmente siento orgullo por haberme ido con la frente en alto de un lugar en el que no me conocía nadie y llegué hablando dos o tres palabras en italiano. Me despedí de Campagnola con una relación muy linda con todos y el cariño de mucha gente. Y eso es lo que más te llena. Porque, en definitiva, el futbolista pasa; el fútbol para el futbolista se termina en un momento. Pero lo que te queda, a nivel personal, es lo que uno guarda. Y desde ese lado sólo me queda agradecer. Mi reconocimiento al mundo de Campagnola; como así también a mi mujer, porque cada paso y cada decisión que tomo está apoyada por ella y, así, las cosas se me hacen más fáciles. Y a mi familia, claro: mi vieja y la gente que uno quiere y está a la distancia, que empujan para que uno vaya logrando objetivos o que disfrute del camino y mire siempre para adelante.


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