Como en todas, ésta también tiene una o más “jefas capitanas” que organizan y hacen todo y más para que el encuentro salga perfecto. Tienen que lidiar con un grupo heterogéneo, y siempre pero siempre, como silenciosas “hadas madrinas” hacen que el encuentro resulte ideal. Son Mabel Freije, que con su saber estar se comunica con cada uno y escucha propuestas y Enriqueta Alcorta que saca sus dotes de brillante anfitriona para que los demás lleguemos a “mesa puesta” a disfrutar de un ambiente de cine.
Los locales ya saben del peligro que corren al exponerse a los abrazos emocionados de los que vienen de afuera y más, si hace mucho tiempo que no se ven. Son Luisa Salvo que teme que la desarmen, Oscar Latuf con cara de “con lo tranquilo que soy ¿por qué me meto en esto? Luis Juárez con su humor innato siempre preparado para la contra ofensiva, Joyo Hallier (el más terrorífico) no perdona a nadie, es el encargado de llevarnos por la calle de las risas, el por siempre afectivo Chani, al que quiere todo el mundo y Carlos Estanga. Completan los de afuera. De Pinamar Alfredo Trianón (el Ruso) que después de tanto volvió y disfrutó como el que más y Mirta Garbarini, nuestra representante de lujo en el folclore (sin quitarle mérito a Mabel) De Mar del Plata, Jorge Torrada con su eterno optimismo (aunque debo decir que nunca trae vaso y me quita el mío y reñimos). De Mar de Ajó, Mirta Ricci que ni al llegar está serena y para completar la orquesta se une a Norma Eyras que viene de Buenos Aires y forman un dúo que alegran cada momento de la noche. Son las eternas adolescentes. Queda esta “servidora” que mientras pueda, cruzará el océano y vendrá de España, de su querida Pamplona porque un abrazo con la gente que compartió tantos años bonitos, vale la pena.