Los años ‘60 y ’70 fueron muy ricos en materia de figus. Había de todo, desde chapitas, redonditas de cartón, cuadraditas, tarjetones, rectangulares, de futbol automovilismo, actores, marcas, caricaturas, y un sinfín de posibilidades. Nada de adhesivas. Con plasticola o engrudo las pegabas en esa revista vacía que poco a poco le daba sentido a nuestra existencia cuando conseguías una nueva, sea porque te venía en un sobrecito que compraba tu vieja en el kiosco, o la ganabas en el recreo de la escuela o en el barrio con los amigos. Festejabas si ganabas muchas. Llorabas desconsolado si ese día te pelaban.

Pero estaban las figuritas difíciles. Esas que ni por asomo aparecían en los juegos infantiles como el chupi o la tapadita. Y cuando alguien la tenía, uno era capaz de entregar todo un manojo de repetidas para lograr ese último objetivo.

Una de esas figus complicadas para conseguir era la de un jugador de RiverPlate, un correntino bravo que antes estuvo en un club peruano y antes de eso la descosió en San Lorenzo. Con los tres logró títulos, pero con el Millo fue uno de los soldados inamovibles del recordado Angelito Labruna, su entrañable DT.

Pedro Alexis González, de él se trata, era la figurita difícil. En forma de caricatura, aquel álbum de 1977 era para muchos una Biblia del fútbol. Eran santos paganos cuyas estampitas coloridas te informaban a que congregación pertenecían cada fin de semana. Y entre ellos estaba Pedro, que no era el que portaba el llavero universal sino aquel que tenía un exquisito pie para jugar y hacer jugar a los miembros de su congregación futbolera.

Hoy Pedrito González sigue ligado al fútbol. Tiene 75 años pero no lo aparenta. Está a cargo de las infantiles del club que le dio títulos, alegrías y muchos amigos. Y hoy estuvo en Pinamar, mirando chicos con potencial, para su River querido.

Por fin conseguí la figurita difícil. Tardé un tiempito, pero valió la pena esa espera para agradecerle personalmente aquellos recuerdos de infancia que pude revivir…

23/07/2021