18/07/2021 - MADARIAGUENSES POR ADOPCIÓN
Liliana Frachia: “Agradecida con la comunidad de Madariaga, que nos recibió con los brazos abiertos”

De profesión docente, Liliana nos cuenta detalles de su historia en esta ciudad, a la que arribó hace más de treinta años


Hace más de treinta años Liliana Frachia, oriunda de Trenque Lauquen, llegaba a Madariaga junto con su familia, proveniente de La Plata.


Docente y profesora en Ciencias Jurídicas y contables, en esta nueva edición de MADARIAGUENSES POR ADOPCIÓN Liliana nos cuenta el comienzo, vivencias y otros recuerdos de este pueblo donde, según su relato, pensó en irse pero, “la vida no se lo permitió”.


Llegué a Madariaga en febrero de 1987 por razones de trabajo de mi esposo, el Dr. César Larea”, recuerda.


“Él era médico Cardiólogo y empezó hacer guardias en la clínica del Dr. Baltar, quien lo impulsó a venir definitivamente. Nos vinimos la familia completa. Ya teníamos a nuestros hermosos retoños Emiliano, Lucas y Mauro, que nos dieron hermosos nietos, Morena, Justo, Thiago, Almendra y la más pequeña de sólo 3 meses, Ludovica (que por eso no está en la foto familiar). Es tan hermoso ser abuela, tengo el corazón lleno de amor por ellos y estoy orgullosa de serlo”.


Sobre la primera impresión que le causó este lugar, Liliana dice que le dio la sensación de “un pueblo triste”. “Llegamos casi de noche… Con el tiempo me fui adaptando”, explica.


A su vez, asegura que varias veces pensó en irse, pero la vida no se lo permitió: “Ahora no lo haría, tengo afectos familiares, amigos. Si bien tengo mi familia dividida, ya que dos de mis hijos viven en Capital Federal, tengo la posibilidad de verlos seguido y también es una excusa para pasear… Me gusta mucho el teatro (cuando podíamos ir)”.


- ¿Qué cosas positivas y no tanto observaste?


Lo positivo, podríamos decir que venirnos le permitió al padre de mis hijos desarrollar su profesión. Además, como ambos somos de pueblos, nos encantó la posibilidad de que nuestros hijos se criaran como nosotros, con una infancia feliz con amigos con quien compartir, cosa que normalmente se dificulta cuando vivís en una ciudad. No te olvides que nosotros vivimos muchos años en La Plata.


En cuanto a lo negativo, podríamos decir que la adaptación. Fue difícil, tal vez por mi personalidad que soy muy frontal. Además, no tener ciertos beneficios a los cuales estábamos acostumbrados… Por ejemplo, no tener gas natural marcó parte de la infancia de mis hijos que siempre recuerdan mis pedidos como “no se olviden de ir a buscar kerosene” o  “carguen leña en la estufa”, entre otras cosas. Pero estoy agradecida con la comunidad de Madariaga porque nos recibió con los brazos abiertos, principalmente la familia Gassioli y la familia Demare con las cuales generamos una amistad que hoy, a pesar de la falta de algunos integrantes, continua.


Además, mis hijos se criaron felices, a tal punto de que a pesar que no son nativos de Madariaga se sienten madariaguenses.


Una reflexión


“Creo que a Madariaga no la favoreció estar cerca de Pinamar porque eso tal vez la opacó. Yo incrementaría eventos culturales, como más obras de teatro y recitales. Ojo, es mi opinión!


Si bien hay bastantes eventos locales, los cuales son muy buenos, traer variedad sería positivo para la sociedad de Madariaga porque no todos tienen la posibilidad de trasladarse a una ciudad más grande para poder ver la diversidad que ofrece la misma”.


Más recuerdos de los primeros años


“Empecé como docente por ocasión y descubrí mi vocación. Cuando me fui a La Plata a seguir mis estudios universitarios fue en la carrera de Contador Público. Como nos casamos muy jóvenes, los dos estudiando, y teníamos que trabajar y estudiar, fuimos haciendo la carrera con mucho sacrificio. Como te imaginarás, fue una época muy difícil.


Cuando estaba en cuarto año de la carrera, nos salió la posibilidad de venirnos a Madariaga, así que tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de mi vida, apostar al futuro de mi familia o terminar mi carrera. En esa época no se podía seguir a distancia como actualmente pasa. Así que aposté a la familia.


En La Plata había trabajado como docente en institutos privados y me gustaba mucho, así que acá empecé a trabajar en la Escuela Normal. Recuerdo que en ese momento me buscó su directora, “Masu” Veyra, porque necesitaban profesor en el Área de Gestión y así fue como comencé mi profesión en Madariaga.


A los pocos años se abrió en el Instituto Superior 169 la carrera de Profesor en Ciencias Jurídicas Y contables. Me anoté y de esa forma adquirí el título de profesor.


“A pesar de la frustración de no poder terminar mi carrera universitaria, me sentí muy feliz todos estos años dedicados, con defectos y virtudes, pero si con mucho amor a la docencia”, analiza.


“Actualmente me retiré esperando mi jubilación. Ya dediqué 31 años a distintas instituciones. Seguí dando clases sin  interrupción a pesar de que hace varios años asumí  cargo en la actual Secundaria N° 5, primero como Secretaria y luego como Directora”. 


Por último, Liliana aprovechó el espacio y agradeció: “A todos los docentes que me acompañaron en mi gestión y a todas las familias que conforman esa hermosa institución, las cuales confiaron en mi gestión incondicionalmente… Gracias a ello creo que llevamos entre todos a la escuela a un muy buen nivel”.


“ ¡Y a mis chiquitos (como siempre les dije a mis alumnos) quiero decirles que los extraño muchísimo!!!  Sigan siendo buenas personas y recuerden mis consejos les deseo la mayor felicidad del mundo!!! ¡Los quiero muchísimo!!!“, finalizó.


 


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