15/11/2013 - CULTURA
El viaje de una blanca por el África negra en busca de las buenas señales

Con un título recurrente, “Negro y Blanca – Qamino de las señales” es el primer libro de la escritora Miryam Dietrich sobre un tema que la apasiona. Su amor por África y el hallazgo de una persona que emana espiritualidad en uno de los barrios más pobres de Sudáfrica, la movilizó para cumplir una tarea titánica pero no imposible…



Pinamar (por Sergio Michnowicz).- Al escucharla, Miryan Dietrich se muestra como una persona sencilla, sin rodeos. El misticismo y la realidad concreta producen una amalgama que vale la pena atender. Porque ella tiene un objetivo claro: ayudar a las personas. A todas, sin distinción.

“Negro y blanca – Qamino de la señales” es su primer trabajo, basado en un viaje al África negra, allí donde todavía hay mucho por descubrir. Y descubrirse.

“El libro relata mi testimonio de mi cuarto viaje al África donde estuve con Credo Mutwa Zulu, un gran maestro de 93 años con la humildad de los grandes. Él no se autotitula maestro ni remotamente, sino simplemente dice que con aquello que puede trasmite algo de su conocimiento. Pertenece a la etnia zulú, donde lo conocí en 2005 y donde su campo áurico me impactó de una manera impresionante. Mantuvimos un diálogo de casi tres horas, y ahora cuando volví y tuve el honor de compartir con él y su esposa Virginia en Kuruman, donde viven.”

Esa experiencia le hizo notar que el racismo sigue lamentablemente en pie. “El apartheid en Sudáfrica no ha cesado. Al contrario, los negros son los negros y los blancos son los blancos. Algunos los aggiornan, pero no pueden superar ciertos rangos de trabajo. Allá está el supermercado de los negros y el de los blancos, la tienda de los negros y de los blancos, en dos barrios bien diferenciados. Y Credo vive en las afueras.”

Afueras en donde “el gobierno les dio una especie de casas, y eso me indignó desde el alma. Porque si bien son nuevas les hicieron escusados, no tienen baño: tiene que salir fuera de sus casas a un sitio donde hay un agujero en el piso. Además no tienen agua, la electricidad le llegó hace poco a la casa, y el agua se lleva en camiones cisterna que reparte el gobierno menos los domingos. Y como las temperaturas son importantes, para cuando llega a la casa de Credo que es una de las últimas del barrio, es una sopa…”

“Credo y Virginia tienen el concepto de que hay que dar y perdonar. Perdonar a aquellos que nos lastiman, a los que nos dañan, y actuar a favor de una nueva sociedad. Con la ayuda anónima de muchas personas, han levantado un humilde hospital para gente de color con sida. Enfermedad que en África es un flagelo.”

Y en cada comentario expresa su amor por ese continente. “Amo el África, estoy con los leones, las jirafas, mis amigos Masai… Me hago entender con el inglés, aunque es muy rudimentario, me hago entender lo necesario como para comunicarme. Me cuesta pensar en inglés, pero lo entiendo. Y los gestos son muy importantes.”

“El occidental le mucha más importancia a las palabras, pero ellos le dan esa importancia a la energía de la gente, a las manos, el mirarse a los ojos. Son muy felices y, lo que mas me fascina de ellos, es que no necesitan dinero para serlo.”

Sobre los motivos que la impulsaron a escribir el libro, Dietrich explica que “desde muy pequeña tenía adoración por África y Egipto, y me resultaban muy fáciles de estudiar en la escuela. A los 20 años descubrí a Wilbur Smith, un sudafricano que noveló todo el África, sobre todo Botswana y la historia de las minas de diamante, tal como lo cuenta la película “Diamantes de sangre” y peor aún. Y alrededor de los 30 me dije “yo tengo que ir al África” porque me sentía muy africana y aparte por el amor a los negros.”

“Cuando hice mi primer viaje a Egipto, estaba como en mi casa. Fue muy fuerte. Y no estaba abocada a un desarrollo interno tan espiritual. Los otros viajes surgieron así como si nada, nunca lo supe. Y me dediqué a hacer lo que me gustaba. Nunca hice un tour. Uno de esos viajes lo hice con uno de mis hijos que tenía en su momento 16 años y habla muy bien inglés, donde recorrimos Sudáfrica, Botswana y Zimbabwe y cuando teníamos que volver decidimos quedarnos una semana más. Al subir al avión los dos lloramos porque queríamos quedarnos en África… Es una pasión que no tiene mucha explicación.”

“Me fascina de África que hoy me encuentro con grandes maestros de vida que no cobran 10 mil dólares para ir a hacer un curso y después decir que te iluminaste porque en realidad no aprendiste nada, porque todo el conocimiento está dentro del ser humano. Ni te tienes que ir a la India hasta la cumbre del Himalaya para hacer ommmm (sic) porque en realidad la búsqueda la tiene que apuntar uno hacia uno mismo.”

“En el libro hablo de los caminos de las señales de los ángeles, quienes nos la dan permanentemente. Sucede que el humano está tan mental, tan metido en la AFIP, en Ingresos Brutos, en los partidos políticos, en las elecciones si son tales o no, que hay que cambiar el auto, o ir al Shopping, que para divertirte tenés que aturdirte, que no le deja espacio al alma. Y menos que menos a los mensajes de los ángeles.”

“Yo aspiro a una sociedad humana, y los ángeles lo que me respondieron fue que, hasta en el peor de los asesinos hay una chispita de Dios. Y si la gente llega buscando ayuda, hay que atenderla cualquiera sea su personalidad. Es allí donde con Credo y sus enseñanzas empiezo a diferenciar a los “maestros” así entre comillas. Pero yo no soy maestra de nada, no enseño nada aunque curso mi segunda juventud. Que es la edad que tengo: 63.”

¿Porqué el libro?
Este segundo encuentro con Credo nace un día en un campito que tengo cerca de Capilla del Monte, en Córdoba. Un sitio muy particular, un lugar para meditar y estar en paz conmigo mismo. Y es así que un día, trabajando allí (porque trabajar es una forma de meditar) veo con los ojos del alma la imagen de Credo que me dice “ven”…

“Hablando con un amigo colombiano, Carlos Trujillo Moncada, me propuso ir a su país para hacer talleres de ángeles y con lo producido nos podemos ir a verlo a Credo. Pero le digo que siento que todo esto hay que transmitirlo en papel.”

Perdón pero, ¿qué son talleres de ángeles?
Son encuentros donde charlamos de diferentes temas, para ayudar a la gente a perder los miedos. Porque hay dos pasiones que dominan la humanidad. El amor y el miedo; todas las demás derivan de ahí.

“En Medellín el taller fue un éxito; tuvimos 99 personas. Después hacemos una meditación donde algunos de los asistentes reciben un mensaje directo. Y no cobramos 10 mil dólares como otros. Esos talleres los hicimos también en Bogota, en Tenjo (parecido a Capilla del Monte, donde su escudo tiene una nave espacial, muy divertido…) y así fue que sin darme cuenta estuve arriba de un avión rumbo a Brasil, y después a Sudáfrica, Tanzania y Kenia.”

Este libro tiene una finalidad…
Sí, y va acorde con lo que creo. En 2004 fui víctima de un ataque delictivo, y me salvó el amor de la gente. Hoy día digo que la sociedad tiene que salir de su ombligo y empezar a entender que todos somos uno y que hay que ayudar a los demás. Los cinturones de pobreza no son solo problemas de los gobiernos sino de la sociedad en su conjunto.

“Con esa forma de ver la vida, Credo me explicó que el hospital no tiene ni siquiera una máquina de escribir, ya no una computadora. Pero sí una limpieza y un orden impecables. Entonces dije que este libro tiene que servir par ayudarles. Le pedí autorización para poner su foto y parte de nuestra historia. Un tercio de la venta neta del libro es para este hospital, porque no tienen ni agua ni luz. Solo los paneles solares para la luz salen 50 mil dólares… Además porque quiero que sirva para concientizar lo que viven en otras partes.”

“Me preguntaron porqué dono para África y no para la Argentina, donde hay etnias con un rango de pobreza extremo. Y yo respondo que esto es lo que surgió. Si hay alguien que quiere escribir sobre la etnia qom que lo haga y lo done. Me inspiré mucho en Gandhi, pero también en una cantante argentina como Patricia Sosa, que es vecina mía y hace un trabajo impresionante con los indios tobas. Y en silencio.”

Cabe destacar que el próximo 16 de enero de 2014 estará presentando su libro en la Biblioteca Manuel Belgrano. Quien desee conocer un poco más sobre la historia de la escritora Dietrich, puede visitar la página Web www.ruecadealmas.com

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