Sábado 27 de Julio de 2024
 10/02/2024 - ENTREVISTA
Madariaguenses en lo más alto de América: la experiencia de escalar el Aconcagua

En esta nota, cuatro de los cinco montañistas madariaguenses nos relatan su gran aventura para llegar a 6962 metros sobre el nivel del mar


“Madariaguenses en lo más alto de América.” Así definió la experiencia un amigo de los 5 andinistas madariaguenses que a finales de enero escalaron el cerro Aconcagua de 6962 MSNM. Si bien dos de ellos lograron hacer cumbre, los otros tres quedaron a pocos metros del lugar, destacándose por sobre todas las cosas el trabajo grupal que este tipo de aventuras lleva aparejado.


Marcelo Almada, Marcos Sarratea, Juan Ignacio Isidro, Sebastián Lujan y Pablo Fasina, concretaron algo muy soñado, escalar la montaña más alta de este lado del continente.


En esta nota 4 de ellos -Isidro no se encontraba en Madariaga al momento del encuentro con EL MENSAJERO- nos cuentan cómo surgió el proyecto, sus preparativos y los momentos más salientes de una experiencia de vida que permanecerá en sus recuerdos por siempre.


Contentos, entusiastas y ya descansados luego de la proeza, nos relatan:


“Esto se fue gestando como un proyecto de grupo. Primero por coincidir en el gusto por la montaña, por más que provenimos del cero sobre el nivel del mar. Es como todo, lo que te falta de un lado, lo deseás por el otro…”


“La verdad que formamos un equipo, no te digo experimentado del todo, pero sí con muchas capacidades y habilidades de cada uno que hicieron que el grupo tome fuerza”.


 


- ¿Esta es su primera experiencia como montañistas?


No, comenzamos con viajes el Cerro Don Muñoz, un volcán ubicado en la provincia de Neuquén, siendo la montaña más alta de la Patagonia con una altura de aproximadamente 4700 MSNM. Fuimos tres veces a ese lugar para poder hacer cumbre…Ese fue el comienzo. Después, hicimos cumbre en el Volcán Tromen, en una expedición invernal. Luego hicimos cumbres en el Vallecito y en el Cordón del Plata, Mendoza.


En estos últimos cuatro años adquirimos equipos, y se nos ocurrió el desafío de escalar el Aconcagua.


 


- ¿Cómo fue la preparación para esta experiencia?


Antes de subir al cerro Aconcagua, realizamos un período de aclimatación que duró una semana. Durante esos días, repetimos el menú que íbamos a consumir durante la escalada. El mismo consiste en su mayoría en proteínas e hidratos de carbono, teniendo también en cuenta la altura y el peso de los alimentos. Tratamos de no tener una mochila que sobrepase los 20 o 22 kilos. Está todo previsto, todo calculado.


Otro elemento importante es el agua, la cual tiene que ser de calidad. Nosotros tenemos que consumir entre 4 o 5 litros diarios de agua, y desde abajo no podés llevar esa cantidad, tenés que ir viendo qué recursos te da la montaña para poder obtenerla. Por ejemplo, la nieve.


 


- ¿Cuánto tiempo les llevó esta expedición?


Salimos el 14 de enero de Madariaga, y regresamos a la ciudad el 1 de febrero. En todo ese período, estuvimos 4 o 5 días en lo que es el Cordón del Plata, llegando hasta los 5.000 metros casi todos, aclimatándonos para posteriormente subir el Aconcagua. En el Cordón del Plata, Vallecito, el “Vasquito” (por Marcos Sarratea) metió la cumbre.


Después bajamos, y descansamos un día o dos en Uspallata, preparando el equipo para el ascenso al Aconcagua. El 21 emprendimos la travesía, y el 28 fue el día que el “Vasco” y Marcelo hicieron cumbre, en tanto que los demás quedaron a pocos metros de la cima de la montaña más alta de América.


Fue muy buena la aclimatación, nunca lo habíamos hecho porque en las anteriores experiencias íbamos con el tiempo contado.


Al llegar a Plaza de Mulas, a 4300 metros de altura del Aconcagua, nos agarró hambre y armamos una picada. Nos parecía que estábamos en Madariaga, no teníamos ningún síntoma de apunamiento.


Por suerte en el ascenso no tuvimos ninguna dificultad, estábamos comunicados entre nosotros vía Handy y con el guardaparques, ante cualquier eventualidad. Para nosotros el viaje al Aconcagua fue muy seguro, por su supuesto si uno respeta todas las condiciones que presenta.


 


- ¿Tuvieron asesoramiento de gente con experiencia?


Fuimos preguntando a distintos conocidos, y sacamos nuestras propias conclusiones. Pero hay otras situaciones en la que nadie nos asesoró, como por ejemplo la subida, la alimentación y la aclimatación. Fue todo por experiencias propias y recursos personales.


 


- ¿Tenían roles distintos en este grupo?


No implícitos, pero tácitamente sí. Nos dividimos tareas, a veces sin querer. Unos sacan fotos, otros se encargan de la salida, otros de las redes y la comunicación, pero lo importante es que nos vamos complementando, dependiendo de las circunstancias en las que estamos. La montaña te genera distintos desafíos.


 


-¿Qué buscaban en este desafío?


Concretar un sueño, que es el de escalar el cerro más alto de América. Sueño que considerábamos que era inalcanzable, un imposible. Este grupo tiene espíritu de aventura.


Fueron 20 días sin la familia y, éste sacrificio, repetimos, nos permitió concretar un sueño que es la frutilla del postre. El grupo se puso un objetivo y pudimos lograrlo.


 


- ¿Qué se siente allá arriba?


Es una montaña que hasta los 5.500 metros parece un paseo, una montaña bonita, que atrae con muchas y hermosas vistas… de allí para arriba es otra cosa. Es agresiva, baja mucho la temperatura, el viento es fuerte. Dos montañas en una, y que te va espantando…poniéndose mala de a ratos. Pero hay que vivirla.


Hay que destacar que el grupo llegó arriba de los 6.500 metros y los que no lograron de hacer cumbre se sienten orgullosos por esta única vivencia.


 


- ¿Qué se ve desde la cumbre?


Lo que se observa es un mar de montañas, no termina nunca. Te sorprende la cantidad y variedad de colores que se generan por los minerales allí existentes. Hay distintas gamas de verdes, azules y grises…colores que van variando de acuerdo a cómo le de el sol. Es un paisaje realmente imponente.  Lo que llama la atención es que no hay fauna, no se ve un solo bicho.


En la cumbre había un fuerte viento, de entre 60 a 70 km por hora, y una temperatura de -24º. El agua que llevábamos se nos había congelado. En un momento tuvimos algo de temor cuando comenzó a aumentar la velocidad del viento, pero por suerte éste bajó.


 


- ¿Cuál es el próximo proyecto?


Recién estamos asimilando lo vivido. Seguramente en unos meses proyectaremos una nueva experiencia, pero dejaremos pasar el invierno y será para el año próximo.


 


- ¿Es una aventura que cuesta mucho dinero?


Lo que es caro, es el equipo. Cuando uno va buscando montañas más altas, que las temperaturas son más bajas, el mismo se complejiza. Poco a poco uno tiene que ir armando un buen equipo, porque eso condiciona después el estar bien, evitando el peligro del congelamiento por las bajas temperaturas.


 


- ¿Qué les dejó esta experiencia?


Todas las montañas te dejan algo, uno no baja siendo el mismo. Nos vuelve más sencillos, y valoramos otras cosas como simplemente dormir en una cama (risas).


La montaña también nos hace reflexionar, ser más pacientes, agudizar la escucha con el otro, valorar más a la familia. Todas buenas cosas.


- ¿Quieren agregar algo más?


Sí, queremos agradecer a nuestras familias, que aguantaron el no saber nada de nosotros durante al menos cinco días. Además, a todos los que colaboraron y nos prestaron equipo para aventura.


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