04/04/2020 - CARTAS AL DIRECTOR
Señor Director:

¿Por dónde comenzar a escribir? Quiero contarles mi experiencia como mamá, padres primerizos, miedos, emociones, sin dejar de sumarle el coronavirus que conlleva otros miedos.


Todo comenzó el martes 17 de Marzo que falleció mi suegro de muerte súbita, la cual comenzaban muchas oficinas a no atender al público y tomar las precauciones antes de que comience la cuarentena obligatoria. Por ende, paso del martes al jueves por la mañana directamente al sepelio. Mi marido lamentablemente no pudo despedirse de su padre, respetando los metros de distancia y lo rápido que fue todo.
Esa semana me encontraba transitando las 39º semana de embarazo, la cual ya venía teniendo las famosas contraccione. Ese mismo jueves cuando nos encontramos almorzando los dos en casa viendo las noticias, y que a partir del viernes iban a cancelar micros de corta, media y larga distancia, nosotras -mi hija en camino y yo- teníamos controles en Mar Del Plata. Sí, en Mar Del Plata por un embarazo de alto riesgo, diabetes gestacional y presión alta.
De inmediato comencé a llamar a los consultorios de Unidad Obstétrica y Ginecológica de Mar Del Plata, para poder comunicarme con mi obstetra el Dr. Escafeto. Dentro de estas noticias que allá también corrían muy rápido, nos pidió que fuéramos antes de las 18 horas para hacerme los controles con el grupo de médicos que trabajan con él. Así de rápido llamamos con mi marido a la empresa Costa Azul, para ver si contábamos con transporte.
A todo esto eran las 14 y solo había servicio por el jueves. El viernes ya empezaba la cuarentena,y el próximo micro salía 14:25. En ese momento sin dudarlo mi marido agarra ambos bolsos que ya teníamos preparados de antemano, mientras yo llamaba a mi tío que luego nos alcanzó a llevar a la terminal, armó a los ponchazos algo de ropa para él. Llegamos 14:20 a la terminal, sacamos pasajes y 14:25 estábamos rumbo a Mar Del Plata.
Saliendo de Santa Clara en el colectivo, así como digo, desprendí el tapón mucoso y comencé con algunas contracciones, fue ahí que le dije a mi marido, no te asustes, pero bajamos del colectivo y vamos derechito a la Clínica del Niño y Madre que donde estaba programada donde nacería nuestra hija Juana Isabella, en principio por parto natural.
Llegamos a la clínica, entre sola por guardia -en muchas clínicas de Mar Del Plata ya tenían sus recaudos y cuidados ante esta pandemia- con mi bolso y el de Juana. Al encontrarme una vez dentro de la clínica me reviso el Dr. Gutiérrez Facundo, donde realizó el monitoreo y revisiones correspondientes. Posteriormente viene otro médico, no recuerdo su nombre, pero era de internación, el cual me dice que estaba entrando en trabajo de preparto: "aún falta porque hay poca dilatación. Por control y seguridad esta noche quedarás internada en observación".
Hicieron pasar a mi marido y me llevaron a la habitación. Hablando y organizando si mi marido regresaba o no a Pinamar, si regresaba no iba a tener para volver, así que salió por un rato ver si conseguía algo o 20:30 tenía un micro para regresar.
En ese momento entran los Doctores, 20:10 aproximadamente, y dicen que me iban a inducir el parto. Mi cara de susto y sorpresa no hubo dudas que se notó. Inmediatamente comencé a llamar a mi marido para que regresara ¡YA! Por suerte no había llegado ni a tomar el taxi así que regresó corriendo a la clínica.
A las 21:00 estábamos en la sala de preparto, a mitad del trabajo de preparto hubo complicaciones, donde mi hija no aguantaba las contracciones. A las 00 horas terminamos concurriendo a cesárea. 00:54, escuchamos los dos ese llanto tan hermoso que no hay palabras para describir lo que se siente.
Una de las enfermeras junto a la partera se llevó a Juana y al padre, a mi me dejaron en la sala de quirófano terminándome de armar nuevamente. Minutos mas tarde me llevaron a la habitación donde ahí estaban, mi marido y mi hija recién nacida, las chicas de Nursery me acompañaron de ese momento enseñándome hasta el día que me dieron el alta. Esa noche la pasamos como dos papás paparulos, a él lo dejaron estar en una silla, yo por supuesto en la cama. Así fue como dice el refrán, alguien que muere y una vida nueva nace.
Eso fue el mundo de sensaciones que tuvimos los dos, sobre todo mi marido. Pasadas las 48Hs de Juana de recién nacida, el domingo nos dieron el alta. A todo esto, ya había comenzado la cuarentena, en la Clínica mi marido solo tenía autorización para ir a la farmacia y comer en la puerta de la clínica, visitas por supuesto nadie. Para cuando nos otorgaron el alta, tuvimos que pedir también una constancia explicando la situación, y otra autorización tuvo que conseguir mi tío para poder salir de Pinamar e ingresar a Mar Del Plata a buscarnos.
Las sensaciones que se me pasaron por el cuerpo y la cabeza, ver Mar del Plata, sus calles totalmente vacías, fueron una cosa inexplicable, un nudo en el estómago.Recuerdo cuando mi abuela me contaba hechos históricos que ella estuvo presente en épocas de militares. Voy a aclarar, sé que no es lo mismo. En ese momento era represión de militares, hoy en día, nos controlan cuidándonos para que cumplamos las condiciones que debemos cumplir. Hoy en día con 30 años de edad, el vivir tu experiencia en carne propia lo que es una cuarentena, un toque de queda, contar con autorizaciones para poder andar que nos pararon a la salida de Mar Del Plata, en el peaje, y en la entrada de Pinamar, ver las calles vacías, fue una sensación de vacío y dolor profundo en el alma, mira en que momento nació mi hija.
Porque acá en Pinamar, Buenos Aires, Argentina, es solo el comienzo. Sabemos que en los días de frio y el invierno que se aproxima es donde el contagio puede ser mayor a lo que vamos ahora. Entre pañales y ver las noticias de lo que esta pasando no voy a negar que se me hace un nudo en la garganta. Que cuando llegamos a casa, mis padres que viven al lado conozcan a SU PRIMER NIETA a un metro de distancia y con barbijo. Por favor solo pido que tomemos conciencia de lo que esta sucediendo y sinceramente dejemos de ser el pelotudo argentino que a veces solemos ser.
Por otro lado, me gustaría mucho agradecer a todos los Doctores, Enfermeras, las compañeras de Nursery que me enseñaron bastantes cosas, que me tuvieron la paciencia y amabilidad del mundo, a la enfermera María que recibió a nuestra hija Juana, a Mara la partera que nos acompañó en todo momento, y a mi Dr. Escafeto, que llevo los controles de mis últimos meses de embarazo, a Marina Lagoa y Romina Richter que me atendieron acá en Pinamar y Madariaga.
Sobre todo, a las compañeras del grupo de Maternidad de Pinamar, con el tema de la cuarentena hicieron las consultas y ayudas vía WhatsApp, a Brenda del mismo grupo que brindo las charlas de preparto la cual me super ayudaron, donde aún sigue informando a través de WhatsApp con su encantadora dulzura, que hace que me sienta acompañada. Laura que hizo la video llamada explicado nuevos consejos de como amantar y todo lo que conlleva ser padres primerizos.
A los Doctores,Obstetras, Enfermeros de la sala de Valeria del Mar y Ostende ayudándome con las curaciones de mi cesárea y la atención que Juana tendrá con su pediatra, a Robertito Barabino que viene a casa con su encanto hacerme las curaciones. Por supuesto lo más importante, el apoyo de mi familia, que están ahí firmes como cañón.
A la familia de mi marido, que llaman para preguntarnos como estamos, ahí están presentes, el primo Jony y su Sra. Aldana que en momentos de urgencias sin dudarlo pusieron su auto a disposición, los tíos y parte de la familia que fueron a verla, pero no pudieron ingresar. Prometo en cuando pase esto y logremos recuperarnos Juana y yo los visitaremos. A mis amigos y gente conocida, que me mandan mensajes y saludos, que suelo responder entre llantos y pañales. Por último, a mi compañero, mi marido, que con la llegada de Juana nuestro amor se unió mucho más, y cada día se hacemás fuerte".
Silvia Edwards
03/04/2020

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