María Rosa Casales (63) es Ingeniera Química, Investigadora del CONICET y docente en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata, ciudad en la que reside actualmente. Desde allí, cuenta a EL MENSAJERO en esta nota, su interesante experiencia profesional y sus logros como científica. Más allá de su brillante trayectoria como Investigadora, María Rosa no olvida sus orígenes en una escuela rural madariaguense, desde donde partió para llegar a quién es hoy.

“Cursé hasta sexto grado en la escuela rural N° 9 "Guillermo Brown", ubicada en la Colonia Tío Domingo, en General Madariaga. Séptimo grado y el ciclo secundario en el Instituto "San José", también en Madariaga.

A los 18 años, me establecí en la ciudad de Mar del Plata para estudiar Ingeniería Química en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Me recibí a los 23 años.

En el año 1980, inicié una beca de la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires), para realizar un Magister en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, por lo que tuve que radicarme en la Ciudad de Buenos Aires para cursar todas las materias del posgrado que se dictaba en la UBA y en la Universidad de la Plata. Paralelamente, trabajaba en mi tesis cuyo objetivo era el “Estudio de la Esterilización de Peras en Almíbar”. El tema fue solicitado por una empresa elaboradora de conservas de frutas.

Al culminar el Magister, me trasladé a la localidad de 9 de Julio, donde trabajé en investigación y docencia durante un año, en el Instituto Superior Experimental de Tecnología Alimentaria, que había comenzado sus actividades hacía muy poco tiempo.
Posteriormente, me casé y volví a radicarme en Mar del Plata”.

- ¿Cuándo ingresaste al Conicet?
Ingresé en 1983 con una beca de Iniciación en la Investigación en el CITEP (actualmente INTI Mar del Plata). Al finalizar esta beca, obtuve una beca de Perfeccionamiento. Los temas de investigación fueron: “Determinación de Parámetros de Diseño para el Procesamiento de Mariscos en Conserva” y “Diseño de Procesos de Esterilización para Conservas de Mariscos” respectivamente. Después de cumplir con las becas, ingresé en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico con el tema “Investigación y Desarrollo de Alternativas Técnico-Económicas en Conservas de Pescados”. Trabajé en CITEP hasta 1998, después de lo cual todo el grupo de Investigación se trasladó a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, y posteriormente a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Soy integrante del Grupo de Investigación Preservación y Calidad de Alimentos (GIPCAL) creado en 1999. Las líneas de investigación del grupo se encuentran fuertemente orientadas hacia la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Calidad de los Productos Pesqueros. El grupo lleva a cabo diferentes actividades en relación directa con la industria: contratos de asesoramiento, análisis para control de exportaciones, seguimiento de producciones, rotulados nutricionales para exportación al MERCOSUR y Unión Europea, cursos específicos, determinación de aptitud para el consumo, etc. También realiza Proyectos de Extensión Universitaria, relacionándose con la comunidad. Uno de los Proyectos de Extensión Universitaria que se está llevando a cabo actualmente, y del que soy integrante, es el Proyecto “Alimentación consciente y saludable: la incorporación del pescado en el menú escolar”.

- ¿Sobre qué tema investigás actualmente?
Mi tema de investigación es: “Aplicación de la tecnología de obstáculos al desarrollo de productos pesqueros”. La tecnología de obstáculos (métodos combinados o tecnología de barreras) propone una combinación de técnicas de conservación para obtener productos pesqueros microbiológicamente estables y con características nutricionales satisfactorias, extendiendo su vida útil y manteniendo o favoreciendo sus características sensoriales. Se busca aportar resultados científicos y desarrollos tecnológicos que permitan la obtención de productos pesqueros con valor agregado. Como resultado de estas investigaciones se desarrollaron preservas de caballa, anchoíta, salmón y pez palo. Estos resultados se encuentran publicados en revistas nacionales e internacionales, proceeding de congresos, capítulos de libros y numerosas presentaciones en Congresos de la especialidad.

- ¿Cuál es tu visión acerca de la pandemia por el coronavirus?
La pandemia es una crisis de salud global. Los países toman diferentes medidas para evitar la propagación del virus, poniendo en cuarentena a los ciudadanos y prohibiendo la realización de eventos deportivos, conciertos musicales, etc. Las escuelas y universidades permanecen cerradas. Se trata de rastrear a personas que tuvieron contacto con otras que dieron positivo del virus. Se limitan los viajes.

En Argentina se han tomado todas estas medidas y otras que fueron surgiendo de la experiencia de países en los que comenzó primero esta pandemia. Estamos luchando con un enemigo desconocido y debemos ser responsables para ayudar a que esto, que nos afecta a todos, transcurra lo más rápido y con el menor costo posible. Todo es difícil. No poder ver a nuestros seres queridos, trabajar desde nuestras casas, pensar cómo cuidarnos cada vez que salimos a hacer alguna compra, (utilizar barbijo, limpiar y desinfectar cada cosa que traemos a nuestra casa, no olvidarnos nunca de lavarnos cuidadosamente las manos).

Tuve que adaptarme a la enseñanza virtual, las reuniones virtuales con colegas, amigos y familiares, para sobrellevar lo mejor posible este aislamiento.

Para mantener nuestro estado de ánimo creo que es fundamental hacerse una rutina diaria, realizar actividad física en nuestra casa, y pensar en el presente.

- ¿Qué recuerdos tenés de Madariaga?
Tengo familia que vive en Madariaga y viajo muy seguido. Siempre es agradable volver a mi ciudad natal. De mi adolescencia, recuerdo las reuniones con amigos, las salidas a bailar, al bowling, preparar los cuatrimestrales con varias de mis compañeras de curso en el campo. Nos divertíamos mucho.
Recuerdo los veranos en el campo con mi esposo y mi hija, compartiendo tiempo con mis padres, mi hermano, mi cuñada y sobrinos. Disfrutamos mucho esa época, durante la infancia de mi hija y mis sobrinos. También las reuniones familiares, largas tardes jugando al truco, tomando mate con tíos, primos y amigos. Previo a la cuarentena por el Covid-19, compartía todas estas cosas lindas con mis nietas…cada vez que viajaba a Madariaga, ellas disfrutaban mucho de la tranquilidad que la ciudad ofrece.

Para concluir, María Rosa expresó: “Me parece una excelente idea que a través de EL MENSAJERO se pueda difundir la labor de madariaguenses, pinamarenses y geselinos, que llevan adelante diferentes temas relacionados con la actividad científica, y que actualmente se encuentran radicados en distintos lugares del país y el mundo. Quizás alguna de estas historias sirva como inspiración positiva a otras personas”.