Ivanna Guevara (29) es una joven médica madariaguense, que se encuentra actualmente haciendo la residencia en el área de Anestesiología del Hospital "Héroes de Malvinas" de Merlo, Provincia de Buenos Aires. La hija de Mónica Guglielmetti y Sergio Guevara, relata a EL MENSAJERO su experiencia desde la primera línea de lucha contra el coronavirus, en el oeste del conurbano bonaerense, una de las zonas más afectadas por la pandemia.

“Me encuentro haciendo la residencia de Anestesiología en el Hospital Héroes de Malvinas de Merlo, en la Provincia de Buenos Aires. Comencé el 1 de junio de 2018, y finalizo en junio del 2022”.

-En el marco de la pandemia, ¿qué medidas de seguridad tienen en el hospital?
Al igual que la información, las medidas también van modificándose día a día. En un primer momento, se dictaron charlas informativas a cargo del área de Infectología, para ver qué conductas tenía que tomar cada servicio, respectivamente, resaltando el lavado de manos y la distancia social como primordial. Se aumentó la disponibilidad de alcohol en gel en los pasillos de las salas de internación, se exigió el uso de barbijo obligatorio, se suspendieron los consultorios externos y las visitas a los pacientes internados. También se modificó la entrada al hospital -quedando separadas las urgencias respiratorias de las demás-, y se creó una segunda Terapia Intensiva, para pacientes con Covid-19 positivos. Y hace algunas semanas, se implementó la toma de la temperatura a todo el personal de Salud que ingresa al hospital.
En mi área en particular, que es el quirófano, se suspendieron la mayoría de las cirugías programadas, realizándose sólo las cirugías oncológicas, traumatológicas, obstétricas y de urgencia.

Hoy en día, todo paciente que ingresa al quirófano para cualquier acto quirúrgico, se toma como caso sospechoso, por lo cual nos ajustamos al protocolo. En nuestro caso (Anestesiólogos), por manejar la vía aérea, estamos muy expuestos al contagio, razón por la cual nos corresponde el uso de EPP (equipo de protección personal) que consta de antiparras, barbijo N95, barbijo quirúrgico, máscara facial, cofia, par de botas, y camisolín hidrorrepelente descartables; y doble par de guantes. Además, contamos con una esfera acrílica para el momento de la intubación y extubación del paciente, que es el momento de mayor riesgo de contagio.

Realmente es muy agotador y estresante, no sólo tener toda esa cantidad de protección puesta durante la totalidad del acto quirúrgico, sino que al finalizar la cirugía hay que tener extremo cuidado en quitarse el equipo sin contaminarse.

-¿Cómo se vive esta situación en un hospital del conurbano bonaerense?
A pesar de que en Merlo hay un gran número de infectados por Covid-19, en mi Hospital sólo hubo dos casos positivos, que fueron dados de alta satisfactoriamente. Los más comprometidos se encuentran internados en el Hospital Municipal Eva Perón, y el resto, en aislamiento en sus domicilios.

Como todos sabemos, el sistema de Salud no se encuentra en las mejores condiciones, y Merlo no es la excepción. Tenemos muy poca cantidad de insumos, con lo cual se genera un gran dilema: reservarlo para posibles casos positivos futuros, o protegerse hoy de los pacientes que ingresan al quirófano sin haber sido hisopados, lo cual crea un ambiente de extrema incertidumbre entre nosotros mismos.

Lo que optamos por hacer en nuestro servicio, es comprar cada uno parte de los insumos que usamos diariamente (antiparras, máscaras, camisolín reutilizable). También fueron de gran ayuda las donaciones que recibimos, que fueron muchas. En mi caso particular, mi familia también colaboró haciendo camisolines con bolsas de residuos.

-¿Pensaste alguna vez que ibas a vivir una experiencia de este tipo?
Sinceramente no, nunca imaginé una situación como la actual. Menos aún ser integrante del equipo de Salud que está diariamente en la primera línea de esta pandemia, y en una zona tan comprometida como es el oeste del conurbano bonaerense.

-¿Tenés alguna reflexión para hacer al respecto?
El impacto de la epidemia de Covid-19 sobre nuestras vidas y formas de vivir y convivir ha sido y está siendo notable, y además, se ha producido de manera abrupta. Como todas las enfermedades de gran contagio, es deshumanizadora, por cuanto obliga al aislamiento del afectado. Crea una angustia aumentada del enfermo, de las familias y del propio equipo asistencial por la incertidumbre de la evolución y el pronóstico.

Nos angustia porque nos enfrentamos a un enemigo invisible día tras día, con la desproporción entre la demanda y los recursos de los que disponemos.

Es una experiencia fuerte, nos sentimos vulnerables. Uno, lo primero que piensa es que elige día a día ir al hospital y, al mismo tiempo, todos tenemos familia y los queremos resguardar, por lo que nos da temor hacer las cosas mal, generando un compromiso y una presión extra de no llevar el virus a nuestras casas. En mi caso, vivo sola, así que por ese lado estoy más tranquila. Pero al mismo tiempo, se necesita contención, por lo que charlo diariamente por videollamada o mensajes con familia y amigos, haciéndolo más ameno.

-¿Querés agregar algo más?
Tengamos absoluto respeto por esta enfermedad. La pandemia ha demostrado que esta enfermedad no conoce de razas, edad, ni clase social. El respeto no implica miedo, pero sí compromiso y hacer las cosas bien. La participación activa de los ciudadanos, la empatía, la unión, disminuir al máximo la deambulación, son todas medidas que implican respeto y nos protegerán.

Cuando se trata de Covid-19, el mundo es pequeño y todos estamos en riesgo.